Cualquier
observador medianamente atento habrá advertido que en los últimos tiempos las
policías, en todas sus variantes y cuerpos, se han hecho más que omnipresentes
entre nosotros, así en lo material como en lo mediático. En unas ocasiones por
errores graves de su dirección política, como en la tragedia de Ceuta; en otras
por abusos propios, como muy de vez en cuando sucede con los mozos de escuadra;
otras más porque está de moda relatar sus hazañas en technicolor, como es
habitual y exagerado en los telediarios; y, en fin, otras todavía haciéndose
notar por orden gubernativa hasta en las más pacíficas concentraciones
populares. En suma, nada mejor para generar inseguridad que la promoción de la
seguridad.
Porque
lo más razonable para las policías es que pasen desapercibidas, como si de
árbitros de fútbol se tratase: cuanto más protagonismo adquieren, peor es el
juego y más cuestionable el resultado.
Ahora
bien, a pesar de todo ese despliegue policial exagerado, lo que nunca sucede,
de lo que nunca hablan los medios de comunicación, es de que estamos ante un
colectivo de trabajadores y trabajadoras como otro cualquiera. Al menos como
cualquiera del sector público, tan sometido a la tijera y al menosprecio. Es
más, no sólo se ocultan sus penurias o sus calamidades, sino que se persigue o
se prohíbe toda expresión de queja en su interior y, desde luego, su eco
exterior. Esto es notable especialmente en la guardia civil, replegada de nuevo
sobre sí misma con todas las bendiciones del Ministro del rosario del Interior.
Como mucho, se cita su estrés en las fronteras para distraer la atención sobre
la ineptitud de quien da las órdenes.
No
nos será fácil sostener nuestras libertades si aquellos que han de encargarse
de defenderlas no las disfrutan en su ejercicio profesional. Esa privación
básica acaba generando vicio que, tarde o temprano, se traslada a la práctica
laboral. Y así es como, por último, se da lugar a excesos y arbitrariedades que
ni se explican ni se asumen.
Publicado en La Nueva Crónica, 11 marzo 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario