Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 8 de septiembre de 2019

Disparos


            Entre los culebrones de verano y el pistoletazo de salida no hay más que una sucesión de tópicos y un muy escaso esfuerzo comunicativo. No es ni el mayor ni el menor de los males que asedian a los medios de comunicación, pero imprime estilo y marca tendencia para que el uno y la otra se contagien con facilidad a las audiencias. En suma, conforman pensamiento.

            Septiembre, cuando todo parece reiniciarse, es el mes de los disparos: la pólvora metafórica define por igual tanto el comienzo de la liga de fútbol como el retorno de los niños y las niñas a sus escuelas, la recuperación de la actividad política propiamente dicha como la llegada de pintorescas colecciones a los quioscos. Lo que en su momento fue una señal para el inicio de ciertas competiciones deportivas, un disparo al aire, ha acabado por convertirse en una expresión común para indicar el comienzo de cualquier cosa. Pero así como en el deporte el empleo de esta fórmula se ha restringido cada vez más, en la expresión corriente se ha extendido sin piedad hasta resultar paradójica u ofensiva. Sin ir más lejos, decir que el principio del curso se da con el pistoletazo de salida en las escuelas infantiles es un dicho desafortunado y bastante temerario.

            Las frases hechas son un signo de pereza que se corresponde con la pobreza léxica general. Por lo tanto, como decíamos antes, con un pensamiento simple. De ahí que la responsabilidad de los medios de comunicación en esta materia sea más que notable, al menos porque a sus profesionales se les supone un cierto dominio del lenguaje, su principal herramienta de trabajo. Y si bien no son ellos quienes pondrán fin a la violencia, eludir términos gratuitos que a ella aluden sería una buena práctica, más aún cuando no aportan nada al mensaje transmitido. Cierto que la palabra no es el referente y que algunos significados simbólicos nos enriquecen en ocasiones, pero bien haríamos en cuidar un poco esos modales. Sobre todo porque sabemos que las armas las carga el diablo.

Publicado en La Nueva Crónica, 8 septiembre 2019

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