Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 22 de septiembre de 2019

Inestabilidad


            El campo semántico de esta Edad nuestra continúa añadiendo términos a su alforja con un acento no precisamente optimista: a la precariedad, superficialidad, liquidez… se acaba de sumar ahora la inestabilidad, un concepto y una realidad que casan con  el vaivén, el desequilibrio y la vacilación entre otras maravillas léxicas. Se observa así en las tendencias territoriales disgregadoras de acá y de allá, en la pésima gestión de los resultados electorales para formar gobiernos allí y aquí o en las fluctuaciones de los mercados, de las ideas y de las palabras. Lo inestable se impone, bien como un mal temporal en sí mismo, bien como una consecuencia de un mal general que tiende paradójicamente a la estabilidad, no sabemos. El caso es que somos precarios, líquidos, superficiales y ahora también inseguros.

            Lo que importa de esa turbulencia que nos asusta en unos casos y que nos paraliza en otros no es tanto su origen, pues con toda seguridad muchos y diversos son los pecadores, como reconocer a quién benefician y a quien perjudican estas gotas más que frías. Es de esta duda, relativamente sencilla de resolver, de donde puede derivarse una vez más un verdadero programa político. Así mismo una actitud política individual y colectiva. Es en ese punto donde conectamos con las evidencias sociales y económicas que nos confirman quiénes son los ganadores en ríos revueltos como los presentes.

            De ahí que, bien mirado el panorama, no quede más remedio que evaluar cómo se comportan unos y otros ante esta jungla terminológica y actuar. También votar, naturalmente. Porque, de lo contrario, las nuevas entradas en el diccionario de la actual historia serán pasividad, abulia, ausencia y melopea. Exactamente aquello que buscan quienes hasta aquí nos han traído para proseguir con sus desmanes. Es en esto donde la izquierda, si existe, debiera significarse en la tarea de limpiar, fijar y dar esplendor. Porque, decididamente, la confusión y sus sinónimos son más de derechas que las gaviotas.

Publicado en La Nueva Crónica, 22 septiembre 2019

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