Concluye
hoy una semana que se inició el pasado lunes con una jornada mundial por el
trabajo decente. Si se hace necesario a estas alturas dedicar un día para
llamar la atención sobre este asunto es, seguramente, porque hay más trabajo
indigno aquí y allá del que muchos desearíamos. Es decir, tal y como lo nombra
el sociólogo norteamericano Richard Sennett, el tipo de trabajo que no permite
a través suyo hacerse una vida.
Conviene releer la obra de Sennett de cuando en cuando, quien en el ya muy
lejano año 2000 identificaba los daños emocionales que producía y produce el
capitalismo moderno en el ámbito laboral: las incertidumbres de la
flexibilidad; la ausencia de confianza y compromiso con raíces profundas; la
superficialidad del trabajo en equipo; y, como hemos señalado, el fantasma de
no conseguir hacer nada de uno mismo mediante el trabajo. No nos extrañe que el
título de ese libro sea “La corrosión del carácter. Las consecuencias
personales del trabajo en el nuevo capitalismo”.
Tal vez en la
Organización Internacional del Trabajo, que acaba de cumplir 100 años de
existencia, han debido leer también a Sennett y a otros pensadores parecidos,
lo que les ha llevado a dar a conocer el pasado verano la “Guía para establecer
una ordenación del tiempo de trabajo equilibrada”, su última publicación, o a
mantener eternamente viva una campaña de lucha contra la esclavitud moderna. La
citada guía vuelve a recordar, todavía hoy, qué es el trabajo saludable, qué se
considera tiempo de trabajo productivo, cuál es el tiempo de trabajo
conveniente para la familia y la igualdad de género a través del tiempo de
trabajo, entre otras cuestiones así mismo relevantes. Quizá su lectura nos
ayude a mejorar el carácter que Sennett advertía corroído, aunque para ello
–seamos redundantes– lo imprescindible es leer, lo cual a veces es pedir
demasiado. O al menos escuchar. Como en la jornada que se celebra mañana mismo
en la ciudad de León sobre las incertidumbres en el trabajo actual.
Publicado en La Nueva Crónica, 13 octubre 2019
Pues sí. Escuchar.
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