Otoñamos.
Casi todo en el entorno tiende a la palidez o a la melancolía. También nosotros
mismos somos parte de ese entorno que se apaga. Hubo fulgor y hubo brillo
antes, eran otras estaciones, otros periodos de vida no necesariamente mejores.
Con otro color en todo caso. Seguramente el otoño es, en efecto, un tiempo de
baladas, una temporada sentimental si no fuera por el derroche sabroso de los
hongos y por el espléndido sol del membrillo. Si no fuera por vendimias y
magostos. Si no fuera, en fin, porque entre la hojarasca se esconden también
hálitos de vida. Es lo que tiene observar la realidad con unos u otros ojos:
los que contemplan y anotan sin más los restos de cuanto fue o los que
aventuran en el humus podrido nuevos episodios de floración.
La
clave está en saber si la realidad puede ser examinada de igual modo, bien para
levantar acta de nuestras miserias abundantes, bien para suponer un
renacimiento desde el despojo. Atender a la naturaleza nos da pistas para ambas
soluciones, todo parece depender del punto de vista y de la actitud, lo cual
debería llevarnos en principio a negar como poco la fatalidad y como mucho a
escarbar en la broza para descubrir el fermento. La determinación en cualquiera
de esos dos sentidos resulta capital para convertirnos en simples inmovilistas
o estimular cierto énfasis en el progreso. De ahí que el otoño sea al cabo toda
una lección de pensamiento y de conducta.
También
un programa político, si se quiere, que distingue a la perfección los polos
ideológicos y sus disfraces. Con toda seguridad, nos sobra en los discursos la
fotogenia de las hojas muertas, que es pura superficialidad para el
conformismo, y se necesitan en cambio buceadores en la espesura, lo que supone
no obstante arriesgarse al sofoco hasta respirar de nuevo. Cualquiera que sea
la materia será susceptible de abordarse y resolverse así. Si, como
complemento, le restamos la poesía de esta columna, elegir una papeleta se
convertirá en un acto casi revolucionario.
Publicado en La Nueva Crónica, 20 octubre 2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario