Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 13 de julio de 2025

Tubo

            Regresé una vez más al hospital. En este caso para someterme a una resonancia magnética. La sanidad (pública, por supuesto; la privada no haría eso por mí ni de lejos y a lo mejor ni yo podría pagarlo) sigue empeñada en explorar la supuesta mina de hierro que reside en mi hígado y apura todas las posibilidades que la tecnología médica pone a su alcance para conseguirlo. Esa obstinación, que yo agradezco, tiene mucho que ver con dos contingencias propias del actual sistema sanitario: el riesgo del diagnóstico y el poder omnímodo de las máquinas. Una y otra llevan a profesionales y pacientes a una doble encrucijada: el incremento de pruebas especulativas, por un lado, y la justificación (a veces sumisión) ante la inversión tecnológica, por otro. Eso le sucede a mi hígado, creo yo: el hierro vivía en él desde que lo heredó de su madre, pero sólo ahora perseguimos el filón desesperadamente. Tiempo atrás, todo se resolvía con un par de sangrías si los niveles se desequilibraban en los análisis de sangre.

 

            Así que me colocaron unos cascos en las orejas, me introdujeron en el tubo y me sometieron a ejercicios respiratorios amenizados por sonidos impropios de un centro de salud (mental). Más bien parecían salidos de una edición del Monoloco-Fest. Antes, me había tenido que medio desnudar -quédese solo con los calzoncillos y los calcetines: ¡qué imagen!- y me preguntaron si tenía algún tipo de tatuaje, piercing o restos de metralla. Me sentí humillado al confesar que no, que nada de eso, que soy un ser de otro mundo, un clásico venido a menos. También me colocaron una vía en vena por si las moscas, que luego, finalizada la prueba y extraído del tubo crepuscular, sangró lo que quiso a causa del anticoagulante que me han recetado. Esto no es por el hierro, sino por la mala circulación, aunque todo tenga que ver con la sangre y sus derivas. La autodeterminación de la sangre, que es lo que nos ocurre en general a todos: los cuerpos van por un lado y nosotros por otro. O algo así.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 13 julio 2025

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