En
medio del aturdimiento soberanista, nos vienen a la memoria algunos cantables: Al
vent, L’estaca, Que volen aquesta gent?... Son canciones de Raimon, de Lluis Llach, de María
del Mar Bonet que muchos hemos entonado, tres vertientes de una misma lengua,
tres expresiones de nuestro patrimonio cultural como habitantes de esta tierra
de conejos. O al menos así lo sentía toda una generación que durante un tiempo
compartió objetivos, es decir, compartió país a través de las demandas comunes
de libertad, de amnistía y de democracia. Quizá ésa sea la gran diferencia con
el hoy, la ausencia de horizontes colectivos. Aparte del envejecimiento
político de nuestra sociedad, es tal el grado de fragmentación de nuestro ser
que las fuerzas centrífugas se han apropiado del paisaje civil, tal vez para
siempre.
No
se trata aquí de cuestionar las emociones de los unos ni el dontancredismo de
los otros, sino de preguntarse sobre el porqué de esta distancia en términos
corrientes o aventurar fórmulas, si posibles fueran, para recomponer ese ámbito
descuartizado. Sin ir más lejos, las lenguas que nos son propias, como sus
literaturas, cantadas o no, habrían de ser un sustrato de compañía más que de
alejamiento. Siempre y cuando así lo estimasen las políticas llamadas a
favorecerlo y no a entorpecerlo. Y ello con acciones sencillas. Bastaría, por
ejemplo, con poner al alcance de todos los españoles y en abierto la emisión de
los canales televisivos públicos en catalán, en vasco y en gallego. Con sólo esta
medida podríamos conseguir tal vez eliminar prejuicios que sirven únicamente a
la taquilla de comedias comerciales, pero no a un mejor conocimiento de los de
aquí y de los de allí.
Esta
simpleza y cuanto pudiera ocurrírsenos es posible siempre y cuando el
nacionalismo español, que es tan peligroso como cualquier otro, no venga a
ensalzar fronteras con idéntico énfasis al de quienes ahora parecen vanguardia
de la ruptura. Aunque no son tales. Por eso merece la pena volver sobre el
cancionero.
Publicado en La Nueva Crónica, 23 septiembre 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario