Hay
canciones que superan con mucho a sus intérpretes, no importa que se trate del
original o de versiones posteriores. Por lo general, deben su impacto al apoyo
de otros soportes mayores que las inmovilizan en un decorado y así permanecen
en nuestras memorias. Una película, por ejemplo. Ni siquiera puestas en escena
por su voz primera nos llegan a provocar las mismas emociones.
Es
el caso de Wicked Game. La conocimos a través de la película «Corazón salvaje» de David Lynch
en 1990. Sailor y Lula (o lo que es lo mismo y para siempre: Nicolas Cage y
Laura Dern) conducen su automóvil en medio de la noche y de sus propias
visiones de pesadilla mientras suena de fondo esa melodía entre sensual y
melancólica. No hay voz todavía, sólo la de los dos personajes conversando
mientras huyen hacia Nueva Orleans. La banda sonora sí incluyó en cambio el
cantable completo y ahí apareció ante nosotros por vez primera el señor Chris
Isaak en todo su esplendor, seguramente por gentileza del genial Angelo
Badalamenti, habitual colaborador de Lynch en las sonoridades de su
filmografía. Isaak la había grabado un año antes, pero aquel instrumental
cinematográfico le sirvió para conquistar el universo. Y en él ha seguido, de
hecho, incluso con mérito, aunque ya nada volviera a ser igual. Hasta quienes
lo descubrimos de esa forma no somos capaces de seguirlo en sus
interpretaciones, porque al cabo nunca hemos dejado de pensar que es Sailor
quien canta con el rostro de Cage, mientras que el de Chris no deja de ser el
de un usurpador.
De
manera que con estas credenciales cualquier versión posterior estaba casi
condenada de antemano. O conseguía arrancarnos del hechizo o era una auténtica
pérdida de tiempo. Y, francamente, lo segundo es lo que ha triunfado, aunque
nuestro afán explorador del cancionero debe obviar estos sentimientos para
proporcionar alternativas y que cada cual juzgue por sí mismo.
El
caso de HIM demuestra buenas intenciones pero poco más. Añade rasgueos
metálicos y ambientes góticos, pero no deja de ser una muestra más del daño que
ha causado ABBA a los músicos
nórdicos. Siempre parece más importante el envoltorio que el caramelo. Aún así,
es una propuesta para acercarse a este cantable de un modo menos sensorial y
más carnal. En cambio lo de Lana del Rey es el colmo de la pastelería, del
almíbar y de la leche condensada. Aunque, claro, está tan de moda esta chica
que no podemos dejar de traerla hasta este escenario nuestro para confirmar lo
que decíamos al principio: que hay canciones muy por encima de todos sus
intérpretes. Y que hay versiones que andan sobrando.
Así
que volvamos siempre sobre el «Corazón salvaje» o sobre el pobre Chris Isaak,
que se merecen más honra de la que sus sucesores les han proporcionado. Y
reconciliémonos con ese juego perverso
que figura con justicia en los más dignos altares del cancionero.
CHRIS
ISAAK: https://www.youtube.com/watch?v=gxED1lLv5Fc
LANA
DEL REY: https://www.youtube.com/watch?v=snQd5QVl-sQ
Publicado en genetikarockradio.com, 15 septiembre 2014
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