Casi nada es tan
convencional como el calendario. Sin embargo, la actualización de los
almanaques que por estas fechas llevamos a cabo nos confirma lo presos que
estamos de esas y otras convenciones. Tanto que acaban señalando el rumbo de
nuestras vidas. Poco importa que este 2017 al que ahora damos comienzo sea a la
vez, según costumbres y geografías, el mismo año 2016 en el calendario juliano,
el 5777 en el hebreo, el 1438 en el islámico, el 1395 en el persa o el 1938 en
el hindú. Sea como fuere, todos habremos celebrado el tránsito de uno a otro
año, habremos comido dulces y entonado canciones confiando en que siempre sea
mejor lo que está por llegar.
Por eso mismo tal vez el
cancionero se ha hecho eco con frecuencia de las magnitudes temporales, que al
cabo son la misma medida de nuestro existir. Una ojeada desde el balcón sonoro
de Moderato
Cantábile nos permitirá descubrir sus esencias y levantar acta de cómo
los años pasan por nosotros pero también por el canto.
“La lluvia se derrama
sobre el hombre del año pasado. / Ha transcurrido una hora / y él no ha movido
su mano, / pero todo sucedería si él sólo diera la palabra: / los amantes se
elevarían / y las montañas tocarían el suelo. / Pero la claraboya es como la
piel para un tambor que yo nunca remendaré / y toda la lluvia se desploma /
sobre los trabajos del hombre del año pasado”. Así entonaba Leonard Cohen su Last
year’s man [https://www.youtube.com/watch?v=ewIbMHTz6Do],
un cantable a propósito para honrarlo desde esta tribuna y para resaltar la
orfandad en que hemos quedado desde su fallecimiento hace casi dos meses, una
eternidad si bien se mira o si bien se escucha. Aunque, hechos los homenajes
debidos, sin duda ninguna otra canción hay como Años de Pablo Milanés [https://www.youtube.com/watch?v=xqP_dyUOEvQ]
para explicar y cantar el paso del tiempo con esos aires cubanos que, por
razones bien distintas, aparecerán retratados con profusión en los anuarios del
último año: “El tiempo pasa, / nos vamos poniendo viejos, / y el amor no lo
reflejo / como ayer”.
Da la impresión de que
cuando se canta sobre los años se cae inevitablemente en la melancolía. Será
tal vez porque el asunto se aborda casi siempre desde la perspectiva de lo que
queda atrás y no con la expectativa de lo que está por venir. Sólo escapa de
ese tono enfermo la magnífica Dos años dos de la Romántica Banda
Local [https://www.youtube.com/watch?v=Xj7FVOl1PcI&spfreload=5],
quizá porque celebra sin empacho la existencia compartida. Lo mismo que cuando
uno exalta un momento determinado, tal y como hizo Leo Ferré en sus Veinte
años, recreada en español por Amancio Prada en un disco que sirvió para
homenajear al francés [https://www.youtube.com/watch?v=KxgOVxDywKw].
Por el contrario, ningún desgarro mayor que el de Lhasa de Sela con su Para
el fin del mundo o el año nuevo [https://www.youtube.com/watch?v=ATLmAPjHKo0]:
“Llegarás mañana / para el fin del mundo / o el año nuevo. / Mañana te mato, /
mañana te libro. / Estoy adelante. Ya no. / Ya no tengo miedo. / Mañana te digo
que el amor, / que el amor se ha ido”.
Tampoco una mirada de
conjunto resulta alentadora cuando de relatar lo vivido se trata. Así se
muestran desde el blues John Mayall y Eric Clapton cuando entonan Lonely
years [https://www.youtube.com/watch?v=5iFFYjr9YJk];
así lo hace desde la balada Luz Casal o cualquier otro de los múltiples
intérpretes de Un año de amor [https://www.youtube.com/watch?v=xKeieJaOi2Y];
y, en fin, así procede David Bowie desde el lado glam-galáctico en Five
years [https://www.youtube.com/watch?v=sW2HwE72FMk]:
“Tenemos cinco años, míralos en mis ojos. / Tenemos cinco años. Cinco años, qué
sorpresa. / Tenemos cinco años, mi cerebro duele tanto. / Cinco años, es todo
lo que nos queda”. En realidad, únicamente Los Piratas junto a Amaral demuestran
una actitud diferente en ese tipo de crónicas cuando juntos, mientras huyen de
ellos, nos explican los Años 80 [https://www.youtube.com/watch?v=uQU4umyfufg].
Finalmente, en ese
muestrario de visiones contrapuestas y de existencias contrarias medidas en
términos de calendario, dos canciones vienen a resumir el combate entre puntos
de vista. De un lado, inevitable, Al Stewart con su Year of the cat [https://www.youtube.com/watch?v=ckthyI3UQbI],
desde luego mucho más alegre en la melodía que en el texto cantado: “Sabes que
algunas veces estás tentado a abandonarla, / pero ahora te vas a quedar. / En
el año del gato”. Y, de otro, Claudina y Alberto Gambino, quienes en 1976
grabaron Que mal año nos pare, tan desoladora que ni huella hay de ella,
y es una pena, en esa red de redes. Por algo será: “Aquí no hay pajaritos, aquí
no canta nadie… / …que mal año nos pare”.
Bien, como se ve, no
sirve de mucho la referencia anual en el cancionero para alegrarnos la vida,
que es lo que, tontamente, toca en los principios de cada nuevo año casi como
una obligación. De manera que, metidos en convencionalismos, acudamos a
magnitudes menores como día, como semana o como mes y pongamos un punto final a
este capítulo de un modo más animoso. Daría para mucho más pero sólo es el
contrapunto a todo lo que precede.
Nadie, para estimularnos,
con tanta pasión ha cantado como Lole y Manuel al Nuevo día [https://www.youtube.com/watch?v=Z6imqdDVZFQ],
aunque posiblemente el mejor narrador para un Perfect day no haya sido
otro que Lou Reed [https://www.youtube.com/watch?v=CH2lvbdGkfM]:
“Oh, es un día perfecto. / Estoy contento por haberlo pasado contigo”. Luego,
podemos servirnos de Amparanoia para hacer frente con ritmo a La
semana [https://www.youtube.com/watch?v=w7gZKVF38Bc]
o probar con Fortuna para que de verdad la que venga sea una Buena
semana [https://www.youtube.com/watch?v=aaR2JI9nlkM].
Y, por fin, ya puestos, lanzarnos a las Rebajas de enero [https://www.youtube.com/watch?v=J2KUNTbQLAU],
que es lo que canta Joaquín Sabina para ilustrar el mes que inaugura el
calendario.
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