Blog de Ignacio Fernández

Blog de Ignacio Fernández

domingo, 9 de septiembre de 2018

Desidia

     Antes de que cualquier obra pública dé comienzo, los operarios colocan unos carteles de grandes dimensiones para que no pasen desapercibidos, donde se indica la administración promotora y otros pormenores técnicos, adornados siempre con escudos, logos y demás farándula publicitaria. Así ocurre en calles, carreteras, regadíos, redes ferroviarias, restauraciones varias y cuanto se nos pueda ocurrir. El caso es que, pasado el tiempo, las obras concluyen, los operarios y las máquinas se retiran y todo vuelve a la normalidad salvo en lo relativo a los mencionados carteles, que permanecen y permanecen y permanecen… hasta que el propio tiempo y la erosión los acaban desarmando. Es lo que se llama desidia.

     En albañilería suele decirse que una obra puede ser juzgada por su remate. Poco importan los materiales nobles o no, poco importan las pocas o muchas horas empleadas en la labor, poco importan la apariencia y el efecto más o menos conseguido. Lo que realmente sobresale es el acabado, los detalles mínimos que a la postre revelan el interés, la profesionalidad y la estima por el trabajo bien hecho. En tal sentido, el abandono de toda esa siembra de carteles por la geografía es, seguramente, mucho más que una muestra de simple negligencia.

     La Ley de Memoria Histórica del año 2007 fue una construcción tardía pero necesaria. Sin embargo, está claro que adolece así mismo de un mal acabado, pues ni ella por sí misma ni las legislaciones autonómicas han sido capaces de concluir debidamente la faena. De ahí los nuevos retoques, las nuevas polémicas y las eternas cantinelas de los cómplices y devotos de la afrenta. Ha habido desidias y negligencias, sí, en quienes debieron proyectar, favorecer y ejecutar la tarea, pero no sólo. También ha habido renuncias y escaso coraje. Y seguramente exceso de cartelería, de declaraciones y de simples ojeadores de obra. Se necesitaba un buen albañil, sin más, pero no compareció o se impidió que ocurriera. Por eso el resultado parece una chapuza.

Publicado en La Nueva Crónica, 9 septiembre 2018

1 comentario:

  1. Le aplaudo la pericia en la exposición y el buen hacer en la arquitectura. Buen acabo el del texto, denota devoción por el trabajo bien hecho.

    ResponderEliminar