Son
tiempos de gripe. Los virus, con gran capacidad mutante como bien se sabe,
ocupan cuerpos en apariencia sanos y los devoran con fiebres, toses y dolores
generales. Si los cuerpos no están todo lo sanos que se piensa, pueden producirse
complicaciones serias. Y cuando la cepa es poderosa o las defensas son bajas
tampoco pueden descartarse epidemias.
En
alguno de esos estados, indeterminados aún, anda metido este país y el mundo
entero. Según adonde se mire y lo que se contemple, puede decirse que
cualquiera de ellos se manifiesta: el puramente sintomático, el complicado de
veras o el epidémico. Y, como ocurre con la enfermedad, en principio no hay
tratamiento, hay que pasarla. Lo cual es ya todo un problema: reconocerse como
seres enfermos. De hecho, eran muchas las personas que se creían vacunadas y
pensaban que la sociedad misma estaba inmunizada frente a ciertos males
antiguos que se consideraban superados. Pero no, los virus, se sabe también, se
aletargan en realidad, permanecen sin manifestarse hasta que las condiciones
favorecen su renacer o su mutación para fortalecerlos de nuevo. En ello estamos
y eso explica esta gripe severa que padecemos.
Qué
hacer entonces si hasta los profesionales de la medicina y las consejerías y las
farmacias y los hospitales todos están también griposos. Hay quien decide
curarse en salud con un chaleco amarillo o con un voto de odio, que es lo que
aconsejan los nuevos o no tan nuevos hechiceros. Hay quien opta por encerrarse
sobre sí mismo como en una burbuja inmaculada, que es lo que predican los
sacerdotes del narcisismo. Hay quien se hace epicúreo, que no está nada mal
pero cuesta una pasta y no es fácil llegar a ese nivel si no se tiene crédito.
Y hay quien modestamente opina que no existe pócima mejor para esta y otras
dolencias que el sereno ejercicio de pensar y compartir con los demás nuestros
criterios. Esto cansa y requiere paciencia y generosidad, que no se recetan en
ningún dispensario. Se cultivan en buena compañía.
Publicado en La Nueva Crónica, 16 diciembre 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario