Blog de Ignacio Fernández

Blog de Ignacio Fernández

domingo, 9 de junio de 2019

5G


            La velocidad que mueve a la tecnología sólo es comparable con la de algunas empresas para llegar al estrellato o a la inversa. La que ahora se sitúa en el ojo del huracán de las guerras comerciales, por ejemplo, apenas era reconocida hace un decenio cuando, si preguntabas a sabedores de la materia, te hablaban de ella como un modelo de piratería y espionaje industrial. Así creció por lo visto, abrigada seguramente por su más que poderoso gobierno, y así ganó posición y mercado en ese mundo de los teléfonos inteligentes que se acerca vertiginosamente al 5G, la nueva generación de cacharros. He ahí otra muestra de velocidad y de medir el tiempo de nuestras vidas: la obligada renovación de nuestros móviles a medida que se suceden las hornadas o por simple afán consumista.

            Sin ser lo mismo lo uno que lo otro, verdad es sin embargo que ambas condiciones se necesitan y se alimentan mutuamente hasta dejarnos inermes frente al torbellino. Inermes en el más amplio sentido, pues no es solo que nos sintamos desarmados físicamente ante la marabunta, sino que también en lo moral nos descubrimos más que indefensos. O entregados cándidamente en muchos casos, con la privacidad o su aniquilación como el más grave de todos. Porque no sólo se trata, con el 5G, de impulsar mejores conexiones con mayores capacidades de uso digamos general, sino que ensanchará aún más los campos para el control y la vigilancia digamos que particular. De ahí que las guerras sean algo más que comerciales.

            En fin, no es cuestión de resucitar el modelo góndola para nuestras comunicaciones, que supuso de hecho una auténtica revolución en el mundo de los teléfonos clásicos, pero algo conviene hacer al respecto. No toda la tecnología es digerible o soportable. Ni útil casi, salvo en términos de beneficio empresarial o gubernativo. Lo cual que volvemos sobre la empresa de marras o sobre cualquier otra, sobre el gobierno que la ampara o sobre cualquier otro, donde se sitúa en realidad el verdadero quid de la cuestión.

Publicado en La Nueva Crónica, 9 junio 2019

No hay comentarios:

Publicar un comentario