Se
habla, sí, de desescalada, de salida del túnel, de una nueva realidad… Salvando
las distancias y los dolores presentes, es lo mismo de lo que se venía hablando
desde que alumbró esta nueva edad histórica. No habíamos conseguido resolver
nuestras incertidumbres ni desconciertos y ahora tenemos otra pesadilla encima,
enorme, “inexperimentada”, como la adjetiva con este neologismo el filósofo
Emilio Lledó, lo que la hace aún mucho más inquietante.
Es natural, pues, que en medio de la convulsión nos preguntemos por
cómo seremos o nos serán. Y a ello se dedican severos informes, gabinetes
técnicos y otros anticipadores de mercados con afán de pioneros, conscientes de
que quien dé primero dará dos veces. Lo mismo que el público en general aguarda
impaciente, entre la zozobra, una senda por la que transitar no se sabe bien
hacia dónde. Conviene recordar al gran Vicente Verdú,
quien en coyuntura menos adversa que la actual sentenciaba: “Ni apocalípticos
ni integrados puros. En el mapa de la historia cultural conviven ríos
cristalinos con aguas emponzoñadas. De modo que ¿cómo sentenciar hoy, con el
paradigma herrumbroso de ayer, lo que es nocivo?”.
El paradigma
herrumbroso de ayer, ésta es la clave fundamental. Sobre todo cuando escuchamos
a los apologetas de la selva clamando incluso en los parlamentos con sus
apolilladas doctrinas; y porque si nada es ni será ya igual, cualquier
discurso, cualquier propuesta de futuro que se acomode aún sobre los viejos
moldes no tiene porvenir, es pura melancolía. Ése es el reto del progreso,
exactamente el mismo que nos llevo desde Atapuerca hasta Altamira y todo lo que
ello significa. De haber sido por el conservadurismo malencarado continuaríamos
todavía en la Sima de los Huesos.
De modo que,
bien entendido el desafío, lo que cabe esperar de todos y cada uno de los seres
humanos y de sus organizaciones sociales y políticas es la audacia, rara
cualidad para tiempos tan adversos, pero necesaria virtud para la adversidad de
los tiempos.
Publicado en La Nueva Crónica, 12 abril 2020
Ya veremos ...
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