Blog de Ignacio Fernández

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viernes, 1 de octubre de 2021

XII Premios Diálogo

     Los Premios Diálogo nacieron hace doce años, impulsados por nuestra Fundación, con el objetivo de reconocer la labor de aquellas personas y entidades del mundo de la cultura que hubieran favorecido el avance social y cultural en nuestra Comunidad Autónoma. Esta declaración puede parecer un mero formalismo, pero visto el recorrido temporal y los acontecimientos que se han sucedido a lo largo de estos años, es casi tanto como reconocer en ese objetivo un premio a la resistencia, a la perseverancia y a la revuelta. Las crisis de estos últimos tiempos, una económica y financiera, otra sanitaria y económica también, sociales ambas, cayeron sobre el espacio cultural como una bomba de fragmentación y volvieron a poner de relieve el escaso valor que la iniciativa pública y privada y la sociedad en general conceden a la cultura. Debemos recordar en tal sentido lo que apuntaba el catedrático Enrique Bustamante, fallecido desgraciadamente el último mes de junio, y que nosotros recogimos el año pasado en nuestro 2º Informe sobre la Cultura en Castilla y León: durante el periodo al que nos referimos, la cultura vivió inmersa primero en lo que se calificó como «década perdida», con regresiones profundas iniciales y recuperaciones parciales e insuficientes después, y vive hoy situada todavía en el ojo del huracán de la pandemia por lo que se refiere al tono económico de la actividad.

 

         Por eso mismo resistencia, perseverancia y revuelta, que son expresiones sustanciales en toda producción cultural, adquieren en la actualidad un significado verdaderamente más que loable, y resistentes, perseverantes y revoltosas son sin duda las personas a las que el jurado de esta edición ha decidido otorgar su reconocimiento. Lo eran también quienes les precedieron. Y ésa es sin duda la cualidad que define a nuestros Premios. Por lo tanto, también a nuestra Fundación y a sus programaciones en cualquiera de las materias a las que atendemos. No puede ser de otro modo si declaramos de entrada nuestra raíz sindical de clase.

 

         Conocerán ustedes en breve la nómina de premiados, pero me permitirán que me anticipe con algunas consideraciones capitales porque en ellas encontrarán así mismo buena parte de nuestras señas de identidad. Premiaremos en esta ocasión el folclore y el trabajo etnográfico, las artes escénicas con afán de integración social y laboral, los proyectos editoriales tan humildes como constantes y la promoción de la cultura en los barrios. No son actividades para el lucimiento, sino nutritivas para el conjunto de la sociedad. No despiertan el fervor de los titulares en los medios al uso, pero son el medio para el crecimiento de los individuos. No destacan en los anuarios de las glorias culturales, pero no hay mayor gloria que el producto de sus trabajos. Esperamos que así lo reconozcan todos ustedes con nosotros.

 


         Tres breves cuestiones para concluir esta intervención.

 

         Una: frente a la postración y a las distancias que nos impuso la maldita enfermedad, la Fundación Jesús Pereda ha apostado en todo momento por reconquistar el medio y mantener en lo posible toda su actividad. Ello nos permitió que el año pasado, tan mal año en general, llegásemos a programar un total de 30 actividades en 15 localidades de Castilla y León. Este año, sin ser tampoco bueno del todo, llevamos ya otro tanto acumulado a estas alturas. Estamos contentos por ello.

 

         Dos: Destacamos el trabajo de quienes trabajan para que nosotros disfrutemos de este acto. Me refiero al personal responsable de este teatro; a las integrantes del grupo Valquiria Teatro y su equipo, que forman parte ya de nuestra familia; al grupo El Naán, que añade el acento musical; y al artesano José Oré, que por tercer año consecutivo se ha encargado de elaborar las piezas que simbolizan el Premio. A todos ellos, estamos seguros, les gusta lo que hacen, pero no trabajan sólo por gusto.

 

         Y tres: Nos felicitamos por estar hoy en Benavente, adonde nuestra programación nos había traído hasta la fecha tan solo en una ocasión, en mayo de 2019. Volveremos. El itinerario de nuestros premios y de sus ecos nos permite dispersarnos por toda la Comunidad, afortunadamente más allá de las capitales de provincia, lo cual también forma parte de nuestra vocación. Es importante, porque no todo sucede en Madrid o Barcelona, en Valladolid o León.

 

         Como remate a todo lo dicho, no olvidemos que las actividades culturales van más allá de su repercusión económica, que es notable. Aportan además a la ciudadanía espíritu crítico y amplitud de miras, promueven la creatividad y, en los términos antropológicos que recogía Tylor, generan sociedad. En ello estamos.

 


Texto leído en la entrega de los XII Premios Diálogo de la Fundación Jesús Pereda, Benavente 1 octubre 2021

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