Blog de Ignacio Fernández

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viernes, 30 de septiembre de 2022

XIII Premios Diálogo

 

       Vamos por la decimotercera edición de estos Premios Diálogo. Trece convocatorias que, en cierto modo, son trece anualidades en el haber de la Fundación. Ellos y ella nacieron con modestia y han crecido con humildad y constancia hasta llegar al día de hoy. Es importante reconocer el recorrido de cuanto hacemos, más aún en unos tiempos poco favorables, cuando menos, para las materias que nos han ocupado y ocupan. Ni siquiera la maldita pandemia evitó que en 2020, aquel año crítico en nuestras vidas, nos reuniéramos, con evidente emoción, para honrar entonces, si recordáis, a Jesús Anta, a la revista Átticus, al Centro Cultural El Casino de Santa Colomba de Somoza y al Ballet Contemporáneo de Burgos. No lo evitan hoy ni lo evitarán en el futuro ni los vientos reaccionarios, ni las guerras injustas ni las olas de calor, por citar solo algunos de los elementos contra los que estamos obligados a luchar. También y sobre todo desde la cultura.

 

       Los Premios Diálogo nacieron con modestia, como he dicho, y creo que hoy se pueden contar algunos detalles de aquel alumbramiento. Todo surgió en León -¡qué cosas!-, en una conversación que mantuvimos Kike Cardiaco y yo mismo. Decía él que el supuesto enfrentamiento entre las ciudades de León y de Valladolid era pura invención política interesada y que, muy al contrario, en el campo cultural eran dos territorios que siempre se habían alimentado mutuamente con gentes que iban y venían entre un lugar y otro y que en ese tránsito crecían. Esas gentes, según él, merecían un reconocimiento que nadie, si no éramos nosotros, es decir, el Sindicato, se lo daría nunca. Como podéis comprender, aquella idea primitiva también se vio obligada a crecer, pues, cuando hablamos de tránsitos, éstos bien pueden aplicarse del mismo modo a otros enclaves de Castilla y León. Quiero decir que en esta Comunidad de identidades diversas -no otra es su identidad más que la diversidad- la cultura sí fue siempre nuclear, aunque las políticas no hayan querido verlo y hayan orillado esta realidad incuestionable. Sucede del mismo modo en casi todos los mapas. Pues bien, así lo advirtieron entonces María Vallejo y quienes con ella dirigían y gestionaban el Ateneo Cultural. Y así procedemos ahora quienes dirigimos la actual Fundación.

 

       Diré más. Durante estos últimos cinco años, en los que nos ha correspondido impulsar este atrevido proyecto, a través de nuestros ires y venires no hemos hecho otra cosa más que constatar la evidencia: es la cultura, sin mayores discusiones, la que extiende en verdad un cordón umbilical entre todo el territorio vasto y casi inabarcable de León y de Castilla. No hay discusión al respecto, más allá de opiniones tópicas de algunos iluminados, que haberlos haylos. De ahí, por tanto, si alguien lo dudara, la relevancia de estos Premios en la construcción autonómica real, la que no es ficción ni es mito.

 


       En el día de hoy, como solo una pequeña muestra de nuestro acervo y como representación de las muchas personas y entidades del mundo de la cultura que han favorecido el avance social y cultural en nuestra Comunidad Autónoma, distinguiremos a quienes se dedican a la gestión cultural y son referentes para generaciones que les van sucediendo en esa senda; a quienes se entregan al mundo escénico con afán social; y a quienes, desde la acción en los barrios, generan compañía y sociedad. Como hemos comentado ya en otras ocasiones, no son actividades para el lucimiento, sino nutritivas para el conjunto de la ciudadanía. No despiertan el fervor de los titulares en los medios al uso, pero son el medio para el crecimiento de los individuos. No destacan en los anuarios de las glorias culturales, pero no hay mayor gloria que el producto de sus trabajos.

 

       A lo largo de las trece ediciones de los Premios que hoy culminan, estos galardones que, bien lo sabemos, son más simbólicos que materiales, se han adornado con una pieza con valor artístico o artesanal. De su elaboración se encargaron anteriormente Concha Gay, Jesús Manuel García y José Oré. A esa nómina notable se suma en este acto Luis Álvarez Blanco, quien, por mediación del Centro Regional de Artesanía de Castilla y León (CEARCAL), ha elaborado la obra que recibirán las personas premiadas. Nos sentimos agraciados por ello y confiamos en que así se sientan ellas.

 

       En fin, caminamos, mal que les pese a algunos. Y caminaremos, nadie lo dude. La Fundación tiene hoy una vida sólida y reconocida, una programación digna y un método de trabajo contrastado, un Patronato que no nos permite descarriarnos y unos contenidos de interés general que van más allá de las actividades vistosas y abiertas al público. No olvidemos que también son materias de nuestra incumbencia todo lo relacionado con los archivos del Sindicato y con la memoria democrática, en particular cuanto se refiere a memoria obrera y sindical. Nótese que con todo ello, durante el año 2021, estuvimos presentes en 18 localidades de la Comunidad a través de una cincuentena de actividades. No es ligero balance y aquí lo queremos compartir, precisamente en el que con toda seguridad es nuestro episodio más relumbrante.

 


Texto leído en la entrega de los XIII Premios Diálogo de la Fundación Jesús Pereda, 

Valladolid 30 septiembre 2022

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