Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 23 de octubre de 2022

Cumpleaños

            Antes de que esta mañana se enciendan las redes delatoras con el on de nuestras pantallas y lo canten al mundo, lo confesaré yo mismo: sí, hoy es mi cumpleaños.

 

            El paso del tiempo, aparte de por otras muchas erosiones, se reconoce en las unidades de medida con las que la vida se va almacenando en nuestra memoria: primero lo hicimos en años, luego en lustros, hoy en décadas. Pronto la magnitud será única: la existencia toda. Y punto. Ese devenir ineludible puede ser mucho más amargo, imponderables al margen, si la actitud con la que se sobrelleva se reviene sobre sí misma y se aleja del propio fluir del mundo. Es lo que señalaba hace ya décadas Manuel Vicent: se envejece antes, venía a decir, cuantas más veces nos llevemos las manos a la cabeza y nos asombremos por cuanto ocurre en el entorno como algo extraño y ajeno a nosotros. Desconozco si ése seguirá siendo su pensamiento, dado el vértigo de cuanto ocurre: posiblemente el suyo fuera un pensar más bien del siglo XX. Porque lo difícil hoy, sinceramente, es no quedarse atónitos.

 

            Muy distinto es que ese quedarse pasmados se transforme en vinagre y se arroje sobre los demás en forma de palabras arbitrarias, algo que va siendo demasiado común en cualquier ámbito de nuestro entorno. En tal caso, el envejecer, se tenga la edad que se tenga en ese preciso instante, no tiene remedio. La sociedad española muestra ese perfil en la actualidad: una sociedad avejentada por la mala baba mucho más que por los datos demográficos. Años, lustros y décadas se amontonan de un modo desordenado en los discursos, en las tertulias y en las conversaciones, y, en lugar de ver con perspectiva de futuro, nos empeñamos en recuperar ideas y emblemas de un pasado muerto. Tampoco el mundo en general lleva una deriva diferente, lo cual, desde luego, no es ningún consuelo.

 

            Así pues, cumplo años, sí, pero en la medida en que lo hago sin participar de esa bilis tóxica que amenaza cuanto somos, creo que los cumplo bien. Es a lo que deberíamos aspirar.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 23 octubre 2022

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