Noviembre vuelve, lo mismo que vuelven repetidamente
por los Santos las representaciones del Don Juan y los buñuelos de viento. Pero
en este 2014 noviembre huele además al lío catalán y a los veinticinco años de
la caída del Muro de Berlín o de la vergüenza. Tal y como nos recordarán con
insistencia los medios de comunicación, tan dados ellos al festín de las
efemérides mucho más que al análisis de los hechos históricos, cinco lustros
hace ya de aquel acontecimiento. Y con toda seguridad podemos afirmar también
por anticipado que la banda sonora más repetida en todos los reportajes sobre
el tema será The whall
de Pink Floyd, cuya versión grandilocuente grabada en la capital alemana de
aquel entonces os proponemos recuperar: [https://www.youtube.com/watch?v=ezqnKlYPUiY].
Es verdad, unos muros van y otros vienen. La historia
de la humanidad es en realidad la historia de sus muros, los muros que
levantamos para combatir inútilmente nuestros miedos. “Le pregunto a un
profesor de arquitectura –escribía hace años Manuel Rivas- si hay alguna
asignatura específica que adiestre en la construcción de muros. No, me dice,
pero gran parte de la arquitectura que se está haciendo tiene forma y espíritu
de muro. Está encofrada con hormigón, acero y miedo”. También Raymond Carver
escribió un poema en forma de letanía sobre la identidad del miedo: “Miedo a
ver un coche de la policía acercarse a mi puerta. Miedo a dormirme por la noche.
Miedo a no dormirme. Miedo al pasado resucitando. Miedo al presente echando a
volar. Miedo al teléfono que suena en la quietud de la noche… Pero a la Gran
Hormigonera le interesan sobre todo los miedos que se pueden amasar rápido y en
serie. Algunos se llevaron cascotes del muro de Berlín como souvernirs. Los
dejaron en la vitrina de la Historia, al lado del Despacho Oval. Y al volver,
el cascajo había parido un muro de miedo de 1.200 kilómetros. Todo para
encerrar a una inmigrante llamada Libertad”. En fin, si buscásemos un cantable
adecuado a todas estas consideraciones, probablemente no habría otro más
oportuno que el que firmaron Claudina y Alberto Gambino: Quiero decir tu
nombre [https://www.youtube.com/watch?v=Ei5wyVymkSA].
El caso es que esta entrega de Moderato
Cantábile, como habrá
quedado patente, va de muros en plural, pues muchos son y han sido estos
ejemplos de sinrazón con los que se ha querido impedir el paso de las personas
así en tiempos de guerra como de paz. Citados a bote pronto y sin ser
exhaustivos se nos ocurren los siguientes: Muro de Adriano, Muro de Antonino,
Muro Atlántico, Muro de Berlín, Vallas de Ceuta y de Melilla, Barrera israelí
de Cisjordania, Danevirke, Gran Muralla China, Götavirke, Barrera
Indo-Bangladeshí, Muro de las Lamentaciones, Muro fronterizo EEUU-Méjico, Muro
del Sáhara Occidental, Valla de la Zona del Canal de Panamá, etc. Claro que si
tomásemos el término en sentido figurado, entonces no podríamos eludir otras
referencias tan evidentes como el muro de la necedad, el muro del lenguaje, el
muro de la desigualdad o el muro del silencio y otros contra los que cabría
entonar, como resistencia, la tópica tonada de La muralla, pongamos que en versión Quilapayún [https://www.youtube.com/watch?v=x8sEU-vU4AU].
Porque al cabo, como bien sabemos, los muros físicos
son un obstáculo, pero no un imposible, pues siempre serán vencidos o burlados
por la dramática necesidad, aunque, una vez superados, quedan por derribar las
fortificaciones más inexpugnables, las que están en nuestras mentes: el racismo
y la xenofobia, por ejemplo. De hecho, los muros son monumentos a la
ignorancia, al egoísmo, a la insolidaridad, a la ruina de la convivencia; en
definitiva, son monumentos al fracaso humano. O algo así. Bien podría
aplicárseles el estribillo que repetía Lluis Llach en L’estaca [https://www.youtube.com/watch?v=vNSKik-Tuv0]:
“Si yo tiro fuerte por aquí / y tú tiras fuerte por allí, / seguro que cae,
cae, cae / y nos podremos liberar”.
Nelly Prigorian |
Mejor que nosotros, lo escribía en otro escaparate
similar al del mes pasado Nelly Prigorian, del Centro de Estudios Latinoamericanos
Rómulo Gallegos: “Tal vez los muros más peligrosos que ha desarrollado la
humanidad, los que no permiten ni comunicarse, ni escucharse, ni entenderse,
son los muros internos que levantamos dentro de nosotros mismos. Nos vuelven
sordos, ciegos, mas nunca mudos, y el gritón más grande impone su verdad al
resto del mundo. Y no queda ni espacio, ni aire, ni cuerdas vocales suficientes
para detener la hegemonía del absurdo.
Hoy, cuando los liberales se disponen a celebrar a
gritos el triunfo de la libertado con la caída del Muro de Berlín, siguen en
pie y se construyen más y más muros, que en comparación son mucho más
peligrosos que el de la capital alemana.
Y para esa celebración les tengo una sola petición a
los señores liberales: bajen por un momento sus muros internos y tengan un
mínimo de humildad para reconocer que en definitiva fueron los países liberales
del primer mundo los más beneficiados por el Muro; que tengan un mínimo de
honestidad para aceptar que por el
miedo a la propagación de la plaga roja han impulsado las reformas y las políticas sociales a
gran escala, lo que les permitió un desarrollo sin mayores cataclismos; que
tengan la suficiente bondad para incluir en sus celebraciones un minuto de
silencio por los millones y millones de vidas destruidas y aniquiladas del otro
lado de la Cortina de Hierro, que, sin saberlo, les facilitaron la existencia”.
De modo que, después de todo lo escrito, sólo una
canción puede servirnos para que un viento poderoso empuje y derribe esos muros
de barbarie, la que décadas atrás cantaba Raimon y que, sin embargo, no ha
perdido ninguna vigencia: entrañable Al vent [https://www.youtube.com/watch?v=u9Rm3fncdBA].
Y dado que entramos en un nuevo mes, en un nuevo tiempo y en nuevos asuntos,
una recomendación al hilo de noviembre: el vídeo que explica e ilustra el álbum
11 de novembre de
Silvia Pérez Cruz [https://www.youtube.com/watch?v=4Gid13QUpTg].
Ésta sí que es otra historia que Moderato Cantábile aconseja con sumo gusto. Cualquiera de sus
cantables nos ayudan a vivir más felices y sin miedos.
Publicado en Saba 6, noviembre 2014
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