Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 24 de marzo de 2024

Pasión

            Unos días antes de que desemboquemos en la nombrada como Semana de la Pasión, se presentó en nuestra ciudad la nueva edición de las memorias de Dolores Ibárruri, la Pasionaria. Parecen dos extremos de una misma realidad, cara y cruz de un mismo país. Pero todavía podríamos añadir un tercer naipe en la mesa para ampliar la jugada como una alternativa más: me refiero a la película Passion, firmada en 1982 por Jean Luc Godard, donde caímos apasionadamente rendidos ante las figuras de Isabelle Huppert y Hanna Schygulla. En terreno de pasiones nos movemos.

 

            Lo que nos enseña esa gama actual de posibilidades es nuestra capacidad para elegir. No sucedía así cuando la semana pasional era la única opción, se cerraban los cines, se cerraban salas de fiesta por supuesto, se cerraba la vida frente al aroma obligado del incienso. Era la única opción, sí, aunque era bastante más discreta que el avasallamiento de estos últimos tiempos con toda esa multiplicada sucesión de ritos y ceremonias que, lo quieras o no, te expulsan del espacio público. Es decir, lo que hoy se cierra, curiosamente, es el espacio público. Lo que nunca se cerró del todo, y mucho menos ahora, fueron los bares, ese templo sagrado de la libertad.

 

            Salvando las distancias, yo celebro siempre la posibilidad de elegir, porque en eso consiste en parte la verdadera libertad. Por ejemplo, se comenta frecuentemente la imposibilidad de hacer frente a una agenda cultural de día en día más copiosa: se solapan conciertos, presentaciones de libros, exposiciones, convocatorias varias y se pide que alguien (¿alguien?) coordine la programación para evitar el colapso. A mi modo de ver, la única coordinación posible es la que nace de nuestra elección, somos afortunados por poder hacerlo, mucho peor sería que no pudiésemos elegir porque habitásemos en un páramo cultural. Como en la antigua semana de pasión y penitencia. Incluso la elección resulta apasionante, tanto que a veces es preferible quedarse en casa por no saber decidir.

 

Publicado en La Nueva Crónica, 24 marzo 2024

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