Poco,
muy poco sabíamos por aquel entonces en estos andurriales sobre el mundo negro.
Por no conocer, ni siquiera teníamos al alcance la NBA, y los baloncestistas
norteamericanos que llegaban a España y a los que admirábamos resultaban ser
pálidos blancos: Ron Taylor, Walter Szczerbiak, Randy Meister, entre otros. El
único jugador negro que teníamos a mano era Chicho Sibilio, que había nacido en
la República Dominicana. Tampoco el cine, otra fuente de cultura, nos nutría lo
suficiente en ese color, pues si exceptuamos las películas de Tarzán, donde los
negros jugaban un papel claramente muy secundario, sólo un artista de color
gozaba de cierta fama, Sydney Poitier, sobre todo con aquella película tan del
gusto salesiano titulada Rebelión en las aulas. Y qué decir del rock, si al fin y al cabo era un mundo dominado por
blancos. Así que lo poco que pudimos saber y que nos animó a saber más todavía
sobre la música hecha por los negros se lo debemos a Jimi Hendrix.
“Dejad
que viva la vida del modo que quiero hacerlo”, dijo el gurú por aquel entonces
en una especia de declaración de intenciones. Qué más queríamos escuchar
nosotros, que andábamos también a la búsqueda de nuestra propia identidad,
aunque mucho más modestamente. Qué más necesitábamos para idolatrarlo, además
de aquella canción iniciática en la fusión entre blues, psicodelia y un poquito
de funk. A qué teníamos que esperar para hacerla sonar en el jukebox del barrio
y corear todos la misma interrogación repetida en su estribillo: “Hey Joe, ¿a
dónde vas a correr? ¿a dónde vas a ir?”.
Es
verdad, Hey Joe
contaba una historia trágica acerca de un tipo que huía tras haber asesinado a
su mujer, seguramente una historia muy poco correcta, que tenía la virtud no
obstante de plantearnos una forma dialogada muy poco o nada escuchada en el
cancionero: las formas del blues sin ir más lejos, para las cuales nos fue un
punto de partida. A ello se sumaba una melodía lenta, un rock lento también
poco o nada habitual, y un ejercicio sobre la guitarra que para sí hubiese
querido el Eric Clapton triunfador en aquellos mismos años. Así lo reconocen
igualmente críticos y otros sabios de la música como Diego A. Manrique, que
apunta de un modo contundente: “Han pasado más de cuarenta años y nadie le ha
eclipsado. Es un dato, no una opinión”. Como tampoco se eclipsa su memoria
física, bien guardada en un enorme panteón en Seattle, donde había nacido, ni
su repertorio discográfico que no cesa de crecer, a pesar de que sus
grabaciones se limitaron a un corto espacio de cinco años.
Hey
Joe fue escrita por
Billy Roberts y su primera grabación comercial conocida es un disco sencillo de
The Leaves en 1965. Hendrix la grabó y editó como single en 1966;
posteriormente, la incluyó en la versión americana del álbum «Are you
experienced» en 1967. Luego le sucedieron un sinnúmero de versiones: The Byrds,
Deep Purple, Patti Smith, Willy DeVille… y hasta Franco Battiato. http://www.youtube.com/watch?v=R-DO8zskzq4
Publicado en genetikarockradi.com, 11 mayo 2013
¡Cuánta angustia insoportable irradiaban sus solos de guitarra, tan solo comparables a los solos de saxo de John Coltrane!
ResponderEliminar¿Y que me dices de sus blues?
Un guitarrista para la eternidad